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Caso práctico 8

Caso práctico 8

El caso del programador en problemas

John White es un programador informático que trabaja para una pequeña empresa llamada SmallCo que ofrece servicios financieros especializados mayormente para pequeñas empresas de ámbito local. John lleva trabajando en SmallCo unos seis meses. La empresa está trabajando en un contrato para llevar a cabo la reingeniería del sistema de inventario de una cadena local de hardware, ABC-Hard. El objetivo es
que ABC-Hard logre llevar un mejor seguimiento de su inventario, sea más flexible frente a los cambios que le demandan sus clientes, y que pueda adoptar una estrategia Just In Time para reducir el stock. El problema es que se calcularon mal tanto los costes como la dimensión de la aplicación cuando SmallCo le hizo la oferta a ABC-Hard, y el proyecto va tarde y mal. Por eso contrataron a John y a otras tres personas, para evitar incumplir los plazos de entrega que les ocasionarían unas penalizaciones insostenibles. Incluso los costes de ese personal extra iban a tener que ser asumidos por la propia SmallCo, puesto que el precio de la aplicación estaba cerrado y era innegociable por contrato.
El jefe de John lo llamó una mañana a su oficina. “Como parte de la aplicación que vamos a hacerle a ABC-Hard, es necesario desarrollar un paquete para seguimiento de su inventario. Pero vamos muy mal de tiempo. ¿Sabes de algún producto de software existente que permita gestionar inventarios?” De sutrabajo en una empresa anterior, John conocía una aplicación que podía servir para ABC-Hard sin ninguna modificación y que encajaría muy bien en lo que necesitaban. El único inconveniente, señaló John, es que ese software es muy caro. Su supervisor asiente con la cabeza, pero le dice: "Eso no es ningún problema.
Tenemos ese software. ¿Por qué no lo integras con nuestra solución y lo instalas en ABC-Hard?” Diplomáticamente, John le indica a su jefe que eso violaría el acuerdo de licencia que SmallCo tiene con los desarrolladores del software de control de inventario. “Hazlo de todos modos”, le responde el supervisor. “Nadie lo va a descubrir. ABC-Hard es un cliente muy importante para nosotros, y de otra forma no llegaremos a tiempo y perderemos el contrato. Eso, entre otras cosas, supondría tener que despedirte tanto a ti como al resto de las personas de tu equipo que trabajan para ABC”.

Pregunta: ¿Qué debería hacer John?
Estas son algunas de las posibilidades que tiene:
1. Instalar el software en los ordenadores de ABC-Hard. Después de todo, su supervisor tiene razón: nadie va a saber lo que ha hecho, y así se evitarían todos los problemas. De esta forma tampoco se enfrentaría a su jefe y no sería tachado como un elemento perturbador en su entorno profesional (todas estas cosas se terminan conociendo entre los profesionales del ramo, y las ciudades son muy pequeñas).
2. Negarse a hacerlo. Dejar claro a su supervisor que lo está poniendo en una posición muy difícil y obligándolo a hacer algo ilegal. Al tratarse de algo ilegal, no tiene por qué hacerlo. Y si quiere despedirlo a él y a sus subordinados, que lo haga.
3. Obedecer a su jefe e instalar el software, pero cubriéndose las espaldas mediante un escrito en el que indica que él sabe que lo que está haciendo es claramente ilegal, pero que no tiene más remedio porque su supervisor no le ha dejado otra opción. De esta forma deja claro que su jefe directo es responsable del hecho. Una vez escrita esa nota, envía copias a varias personas dentro
de la compañía, incluyendo a su propio supervisor.
4. Discutir el asunto de forma confidencial y de manera informal con otro colega, preferentemente otro supervisor e incluso de rango superior a su jefe. Si la reacción de esta persona es buena, a continuación, los dos pueden acercarse a su supervisor y tratar de hablar con él sobre el tema, a ver si consiguen convencerlo de alternativas. Por ejemplo, tratar de negociar un acuerdo más barato con el propietario del programa y que SmallCo absorba parte del coste de las licencias de ABC-Hard, posponer los pagos al proveedor o negociar otras condiciones de financiación de las licencias, etc.
5. ¿Qué otras opciones se te ocurren?

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